Panama Las cicatrices invisibles del conflicto en Gaza: La secuela emocional de una guerra CM NewsJanuary 19, 202504 views En medio del cruento conflicto que envuelve a la Franja de Gaza, entre Israel y Hamas, Gisela Silva, psicóloga de Médicos Sin Fronteras, observa diariamente los estragos de una ansiedad que asfixia a la población. “Gente con muchísima dificultad para manejar la situación, con problemas psicosomáticos, trastornos del sueño y del comportamiento”, relata. Las heridas invisibles del conflicto dejan marcas profundas en quienes han perdido no solo sus hogares, sino también su capacidad de soñar con un futuro mejor. La incertidumbre de no saber qué deparará el mañana agudiza el sufrimiento de quienes viven en Gaza. Gisela describe cómo esta incapacidad de proyectarse en un futuro estable intensifica la ansiedad y la preocupación de la gente. La psicóloga remarca que la destrucción de lo construido y el constante temor a nuevos ataques transforman la esperanza en una carga casi insoportable. Durante una entrevista con La Prensa, Gisela Silva revela la diversidad de emociones que percibe en la población respecto a los acuerdos de paz: “Algunos están esperanzados, otros incrédulos y muchos más pesimistas”. Incluso con un eventual fin del conflicto, persiste el temor a enfrentar el desafío de reconstruir vidas desmoronadas desde los escombros. Las mujeres en edad reproductiva constituyen la mayoría de los pacientes atendidos por Médicos Sin Fronteras en la región, aunque los niños también representan un grupo considerablemente afectado. Silva señala que muchos menores han perdido a sus padres y luchan por encontrar espacios seguros en medio del caos, mientras sus cuidadores buscan ayuda para tratar problemas como el insomnio o el retroceso en el desarrollo infantil. En un contexto donde los recursos son escasos, Gisela subraya que los hombres, a menudo excluidos de espacios de expresión emocional, también enfrentan graves dificultades. El estigma social que impide a los varones hablar sobre sus emociones los condena al silencio, profundizando su aislamiento. Por ejemplo, en el mes de diciembre de 2023, Médicos Sin Fronteras atendió a 1,056 pacientes de salud mental en Gaza, una cifra que refleja parcialmente la magnitud de la crisis. A esta estadística se suma la atención a más de 10,000 personas mediante programas grupales, que ofrecen un respiro en un entorno dominado por el estrés y la incertidumbre, en su mayoría a niños y niñas desplazados. Silva explica cómo Médicos Sin Fronteras mantiene una posición neutral e independiente en medio del conflicto. Este principio fundamental les permite operar en un entorno hostil, garantizando la provisión de ayuda médica y psicológica a quienes más la necesitan. La situación humanitaria en Gaza es descrita por Gisela como “compleja y crítica” debido a las restricciones al movimiento y la escasez de recursos esenciales como combustible, alimentos y medicinas. Las constantes interrupciones en el suministro de agua y electricidad complican aún más el acceso a servicios médicos esenciales. Gisela confiesa que su labor en Gaza le genera, por momentos, “frustración”, especialmente al enfrentarse a las limitaciones estructurales que impiden cubrir las necesidades básicas de la población. La falta de alimentos, medicamentos y refugios seguros desafía los esfuerzos del equipo de salud mental, que lucha por aliviar el sufrimiento de quienes sobreviven al día a día. A pesar de las adversidades, Silva encuentra en su trabajo una oportunidad para brindar contención emocional y herramientas para enfrentar las penurias cotidianas. Sin embargo, reconoce que estas medidas no resuelven las causas profundas del sufrimiento. Las secuelas psicológicas del conflicto se proyectan a largo plazo. La psicóloga anticipa un incremento en casos de depresión, trastorno de estrés postraumático y otros trastornos mentales una vez que se logre un cese al fuego. “La vida tal como era antes ya no existe”, sentencia. En medio de las ruinas, la reconstrucción de la identidad será uno de los mayores desafíos para la población de Gaza. Los traumas individuales y colectivos, junto con la sensación de inseguridad persistente, plantean interrogantes sobre el futuro de una sociedad desgarrada por el conflicto. La labor de Gisela y su equipo se sostiene en la empatía y la determinación de ser testigos del sufrimiento humano. Su trabajo también visibiliza las necesidades urgentes de una población que lucha por reconstruir sus vidas, hogares y emociones en medio de una realidad devastadora. Source link