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A menos de dos meses del inicio del año escolar, algunos centros educativos de la ciudad capital enfrentan un grave deterioro: aulas en riesgo de colapso, paredes y techos con filtraciones, problemas de fluido eléctrico y pisos inexistentes o en mal estado.
A pesar de estar ubicadas en sectores céntricos como Punta Paitilla y Juan Díaz, estas escuelas presentan carencias similares a las de zonas rurales. Uno de los principales problemas es el deficiente sistema eléctrico.
Los directores han señalado que, al conectar los aires acondicionados que están en las aulas, aquellos aparatos que están en otras zonas del plantel dejan de funcionar. Algo similar ocurre con las computadoras, muchas de las cuales permanecen en sus cajas, almacenadas en bodegas, por falta de capacidad eléctrica.
Los docentes coinciden en que las infraestructuras son antiguas y que el Ministerio de Educación (Meduca) no brinda mantenimiento preventivo ni correctivo.
9 años de espera
En la Escuela Gaspar Octavio Hernández, en Juan Díaz, el temor es constante. La directora Argelis Castillo y sus 169 estudiantes enfrentan riesgos cada vez que llueve, porque tres aulas, los baños y el comedor podrían deslizarse por una ladera y caer sobre cinco viviendas contiguas.
El área afectada fue clausurada en 2016 tras un deslizamiento que, aunque solo causó daños materiales, evidenció la vulnerabilidad del terreno.
La Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) y el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) inspeccionaron el área y confirmaron el peligro, afirmó Castillo. En aquel entonces, el Meduca prometió una nueva escuela. Sin embargo, nueve años después, el proyecto sigue paralizado. Ni siquiera cuentan con un nuevo terreno.
“Se tenían planos para la nueva escuela, pero con el cambio de administración (de la presidencia de Laurentino Cortizo hacia José Raúl Mulino), todo quedó estancado”, explicó Castillo.
Mientras tanto, los problemas se acumulan: techos con huecos, cielos rasos dañados y un sistema eléctrico deficiente. La mayoría de los salones no cuenta con tomacorrientes. Si cada alumno se aparece con una laptop, ¿dónde las van a conectar? Además, el Meduca no aprueba fondos para mantenimiento, argumentando que la escuela está (en teoría) en proceso de demolición y construcción.
Los vecinos han solicitado acciones urgentes para garantizar la seguridad de los estudiantes.
“Solo han pintado el techo, y la escuela sigue operando gracias a donaciones privadas”, denunció un residente.
Una cancha a punto de colapsar
“Peligro: cancha clausurada por la UTP. El que esté allí lo hace bajo su propio riesgo”, advierte un letrero colocado en el Centro Básico General Homero Ayala, que también está en Juan Díaz.
Ahí, pese a los riesgos, los estudiantes llevan siete años recibiendo clases de educación física.
Desde 2018, los soportes de hierro de la cancha presentan un avanzado estado de oxidación. La entonces directora del plantel, Liliana Quintero (actual subdirectora regional del Meduca en Panamá Centro), gestionó un recubrimiento de cemento en las bases de las vigas, pero la medida no funcionó. Las estructuras se rajaron y el techo comenzó a levantarse.
El actual director encargado, Teófilo Agrazal, indicó que les prometieron un nuevo gimnasio con gradas, pero “todo está en proyecto”. Aunque la cancha está clausurada, algunos docentes siguen utilizándola por falta de alternativas.
Agrazal expresó que prefiere que se destinen fondos a la construcción del gimnasio en lugar de la compra directa de computadoras portátiles, un proyecto del Meduca valorado en $241.7 millones.
“Las laptops son buenas, pero hay prioridades”, opinó Agrazal.
El plantel, con una matrícula de 950 estudiantes de entre 12 y 18 años de edad, enfrenta múltiples problemas adicionales. Una de las pilastras del primer piso comenzó a desmoronarse. Agrazal recuerda cómo empezó ese problema.
“Escuchamos un estruendo, como una explosión, y el cemento cayó al suelo. El Meduca hizo una evaluación, pero desconocemos los resultados”, comentó el director encargado.
Los baños están en estado deplorable y el cielo raso prácticamente no existe. Solo hay una fuente de agua en todo el plantel y las palomas han invadido el techo.
Silencio y evasión
“No harán ningún recorrido para evaluar el estado de la escuela. Estos reportajes solo dañan el proceso de matrícula”, respondió tajantemente Loyda Acevedo, subdirectora de la Escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía, cuando La Prensa solicitó información sobre la situación estructural del plantel.
Ante la pregunta de si consideraba más importante el proceso de inscripción de estudiantes que la seguridad de esos jóvenes, Acevedo dijo que temía que, si se divulgaban los problemas del plantel, los acudientes se llevarían a sus hijos a otro lado
La única información que proporcionó fue que unos privados de libertad harían algunos “arreglos”, sin especificar cuáles.
Si la subdirectora prefiere guardar silencio, los estudiantes y padres de familia no.
“Me sentaba lejos de las paredes, abanicos y techos con fisuras por miedo a que algo me cayera encima”, relató un estudiante.
Otra alumna expresó que la administración “solo toma nota de las quejas, pero nunca hace nada”. Afirmó que a veces no hay agua en el plantel y que, de cuatro baños que hay en un piso, solo funciona uno, con puertas que no cierran y filtraciones en el techo.
Una acudiente denunció que la escuela ha sufrido inundaciones, desprendimiento de losas y problemas en la cerca perimetral. “Aquí solo pintan para ocultar los daños”, afirmó.
Personas cercanas a este centro educativo, preocupadas por la seguridad, denunciaron que gran parte de la losa del plantel se está desprendiendo, exponiendo las estructuras de hierro oxidadas (las cuales pudo apreciar La Prensa). Esta situación ha llevado al cierre de varios pabellones.
Además, el área destinada a la biblioteca se asemeja más a un depósito, con pocos libros y sin espacio suficiente para que los estudiantes realicen sus tareas.
Este centro educativo, que tiene una matrícula de 1,100 alumnos, dispone de 10 computadoras en su salón de cómputo.
La Prensa pudo constatar rajaduras en la losa del techo de las oficinas administrativas, escasa iluminación, pisos desgastados y paredes con desprendimientos y grietas. Desde el estacionamiento, es evidente el deterioro de una estructura que se remonta al año 1923 y que ya se encuentra en estado crítico.
Opacidad del Meduca
La ministra de Educación, Lucy Molinar, anunció recientemente un plan de reparación en 1,800 centros educativos, de un total de aproximadamente 3,100 que hay en todo el país. Los nombres de las escuelas beneficiadas no han sido revelados, lo que genera incertidumbre entre docentes y padres de familia.
A casi mes y medio del inicio del año escolar, programado para el 10 de marzo, la comunidad educativa sigue esperando respuestas concretas y soluciones reales para garantizar la seguridad de los estudiantes.